Gig economy, retos y oportunidades logísticas para ser más eficientes.
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Tecnología logística como la F1 en la Pandemia
Antes de la Pandemia el sector de la logística se encontraba en un nivel muy bajo de digitalización y adopción de herramientas tecnológicas.
Cada día vivido es un día menos de Pandemia, un día menos de cuarentena, un día menos de distanciamiento social, un día menos de restricciones. Nueva Zelanda ya se declaró libre de COVID-19 y ha vuelto a la vida sin limites, país que se suma a otros como Eritrea, Fiji, Papua Nueva Guinea, Timor Oriental y Montenegro, quienes ya anunciaron que vencieron a ese enemigo silencioso que un día despertó en Wuhan (China), y que se extendió por la mayor cantidad posible de países obligando a la humanidad a aislarnos para evitar contagiarnos, algo que hasta el momento parecía impensable en la mente de cualquier persona que no hubiera vivido pandemias como la gripe asiática, la gripe de Hong Kong, el ébola o el cólera.
Por obvias razones este coronavirus ha sido el más mediático de todos los virus que ha padecido nuestra humanidad. Además, gracias a la globalización y a la facilidad para viajar entre países, el COVID 19 logró conquistar velozmente el mundo conocido, algo ni siquiera logrado por Alejandro Magno en sus mejores tiempos.
En su carrera desenfrenada este mutante no solo arrasó con vidas, también destruyó empresas y economías, colocó al mundo de rodillas sin discriminar países desarrollados, en desarrollo o subdesarrollados. El virus definitivamente transformó nuestra manera de vivir obligándonos a pensar diferente, a cambiar nuestros hábitos, forzándonos a acelerar la transformación tecnológica en todos los aspectos posibles: personal, laboral, empresarial y académico.
Las medidas adoptadas por los diferentes Gobiernos motivaron la generación de billones de transacciones de compra y venta a través del “Comercio Electrónico”. Presenciamos un crecimiento explosivo y exponencial de esta herramienta que si bien ya venia penetrando nuestro mundo, encontró su gran oportunidad para acomodarse definitivamente en nuestras vidas como un miembro más de la familia, remplazando las ventas presenciales y siendo la solución perfecta para todos los mortales que necesitábamos abastecernos en el orden indicado por “La Pirámide de Maslow”. Vimos inicialmente compras desenfrenadas de alimentos y healthcare, seguidas de una gran avalancha de transacciones bancarias digitales y de adquisición de servicios virtuales que nos permitieran estar informados minuto a minuto de lo que pasaba en nuestro planeta.
Transcurridas un par de semanas entendimos que la raza humana superaría el reto impuesto por el virus y en ese instante la mente del consumidor comenzó a escalar la pirámide generando unas compras necesarias para asegurar en medio del aislamiento bienestar y comodidades dentro de casa (artículos para el hogar, tecnología, equipos deportivos), y otras que nos permitieran un mejor home office (equipos de oficina, audífonos, planes de internet, etc).
Hasta aquí, una buena parte de las dolencias parecían resueltas, no obstante ocurrió lo esperado, el mundo no se encontraba listo para entregar la inmensa oleada de compras, muchas empresas incluso aquellas de gran renombre presentaron dificultades para distribuir de manera eficiente sus productos incumpliendo sus promesas de entrega y afectando el servicio al cliente final, todo esto ocasionado por la manualidad en los procesos de la logística asociados a la distribución. Los pocos que se encontraban preparados aprovecharon la oportunidad para ganar más mercado y consolidar su posición en el referente de los usuarios.
Y es que antes de la Pandemia el sector de la logística se encontraba en un nivel muy bajo de digitalización y adopción de herramientas tecnológicas. Según datos de la ultima Encuesta Nacional de Logística, de las casi 850 K empresas encuestadas menos del 15% hacían rastreo y seguimiento a sus vehículos o a sus entregas y menos del 1.5% contaban con un TMS (sistema de administración de flota transportadora); adicionalmente diferentes estudios mostraban que tan solo el 0,5% de empresas en Latinoamérica tenían implementadas tecnologías para optimización de su logística de distribución.
El COVID 19 fue ese “llamado a pits” tan conocido en el mundo de la Formula 1, para que las Compañías que producen bienes se replantearan respecto a la necesidad de incorporar tecnologías para llegar mas rápido y al menor costo posible a donde sus clientes, entendiendo que de nada sirve ser muy eficiente produciendo si se es ineficiente entregando.
Una entrada a pits exitosa requiere de la perfecta sincronía de un equipo multidisciplinario, antecedida de arduo entrenamiento y estrategia. En los años cincuenta era normal que una parada tardara mas del minuto, actualmente es irracional que supere siete segundos ya que en unos segundos de más se puede ganar o perder una carrera.
Los Líderes de las Compañías tienen en sus manos la responsabilidad de motivar a que sus equipos aprovechen esta “parada en pits” obligada por el coronavirus, para dar el salto tecnológico que les permita automatizar cada etapa del proceso de distribución. Es claro que no tenemos el tiempo que se tenia en los años 50, el mundo exige una transformación a toda velocidad y son muchas las tareas que se deben realizar contra reloj, pero el momento es ya y ahora.
Es tiempo de incluir softwares y modelos tecnológicos que permitan generar una adecuada planeación de las entregas diarias, partiendo del cubicaje de los vehículos optimizando su capacidad, generando rutas eficientes que permitan realizar mas entregas en menos tiempo, en donde a la vez se disminuyan recursos improductivos y se eliminen ineficiencias, permitiendo que todos los interesados visualicen en tiempo real el estado de las entregas. Es importante que el cliente final desde su dispositivo móvil o desde su PC viva una experiencia de usuario que lo haga sentir informado, confiado y seguro de la marca por la cual orientó su decisión de compra.
Si bien es muy pronto para celebrar la erradicación de la pandemia, es un buen momento para reflexionar respecto a el antes, el ahora y el futuro, las economías del mundo se están reactivando, pronto saldremos de la “zona de pits” a retomar la carrera, pero esta vez muchos de los competidores estarán mejor preparados, habrán implementado softwares y buenas prácticas buscando llegar primeros a la meta, la pregunta es: en que posición queremos llegar nosotros?.